Leyla Noriega, periodista y comunicadora social: “La Convención Constitucional yo creo que es parte del proceso, hay que ser realista, Chile no es un país de revoluciones”

Tras un recorrido por Arica, Antofagasta, Iquique y Temuco por distintas labores profesionales, Leyla Noriega, periodista, aymara, ariqueña -como se define- fue canalizando sus intereses y búsqueda propia de reencuentro con sus raíces en lo que es el llamado periodismo social.

Aunque oriunda de Arica, su comunidad ancestral, su territorio materno viene desde Belén, comuna de Putre. Fue en Iquique donde se encontró con los primeros conflictos ambientales vinculados a los megaproyectos mineros que marcaron su rumbo. Desde ese momento se fue relacionando con redes de comunicación alternativa donde descubrió la radio. Hoy día dirige Radio Ayni, un proyecto comunicacional que nace el año 2013 y desde donde difunden, reflexionan y opinan, transmitiendo al mundo que los pueblos originarios, especialmente los pueblos andinos, son una cultura viva y que están presentes. 

 

¿Cómo fue el proceso para llegar al proyecto que hoy día es Radio Ayni?  

Estando en Santiago en el 2013 se abre una convocatoria abierta en la Radio Juan Gómez Millas de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile. Yo había hecho programas antes de proyectos de migraciones en Arica, de salud intercultural y hacía mucha gestión para las comunidades, de la gente en conflictos y ahí invito una amiga abogada, Consuelo León, especialista en temas de pueblos originarios, quien apoyaba a distintas organizaciones. El Ayni nace como un espacio para hablar desde los derechos humanos en simple, enfocado en ciertos temas de pueblos originarios, migraciones y mujeres, todos sectores donde nos vinculábamos ambas, pero enfocado principalmente en los pueblos del norte, la representatividad urbana mapuche, pero también era importante contar la historia vinculada a mi historia. Con el tiempo decidimos hacer una web y tener algunas iniciativas nuevas de comunicación vinculadas a la comunicación indígena social. La Radio Juan Gómez Millas distribuía nuestros programas o se replicaban en Valparaíso y el sur de Chile principalmente.

El enfoque que le fuimos dando era ir contando lo que pasaba en el norte de Chile, algo que no se escuchaba habitualmente en esos programas, la agenda estaba muy atomizada hacia los conflictos mapuche, y solo ciertos conflictos mapuche.

¿Cómo ha sido recibido el proyecto Ayni por la comunidad, que vínculos se han ido formado? 

Nosotros percibimos una buena recepción, especialmente en la redes de comunicación de los otros medios que están fuera de los grandes medios establecidos en Chile. Hoy Ayni se replica en 20 radios comunitarias, se comparte en páginas web, hay un grupo de periodistas, comunicadores con los que hemos estado en estos últimos 20 años aportando a la comunicación comunitaria. Hoy en día hago notas de despacho y se comparten en la Red  Erbol, una red muy importante de radios comunitarias en Bolivia. Yo sin ser hablante nativa me he incorporado por cosas de la vida a redes como Global Voices que es una red de activistas por las lenguas originarias, también hemos hecho redes con diferentes radios de América Latina, contamos historias desde este espacio de la frontera norte, pero son conflictos globales al final, los conflictos ambientales, las migraciones, las mujeres, la infancia.

 

¿Cómo percibes el proceso que estamos viviendo hoy día como país y específicamente  respecto a los pueblos originarios, sientes que este llamado “estallido social” ha permitido también visibilizar las demandas y realidad de los pueblos indígenas?

Se ha visibilizado para otra personas, porque esto no es de ahora, desde la Colonia hay una resistencia, luego del establecimiento de los Estados. Recuerda que aquí en el norte de Chile somos la parte del Collasuyo, la colita sur del Tahuantinsuyo, nosotros además recibimos la invasión del incanato que llegó a la Región Metropolitana e incluso más al sur; también está la creación del Estado Nación de la República del Perú, luego la chilenización, todos estos procesos, así es que para nosotros no es nuevo. Siempre hemos estado en resistencia, y es una característica en general de los pueblos originarios, que han sido resilientes de saber vivir con estrategias para moverse en relaciones interculturales permanentes, por tanto, nosotros siempre hemos estado en ese espacio.

Creo que se hizo visible para otros sectores de la sociedad chilena. Nosotros siempre hemos estado presentes como pueblos en las movilizaciones o en los grandes momentos de quiebre social, porque somos parte de los que hemos sido negados históricamente, sobre todo en la República de Chile. Hay que reconocer el proceso boliviano, el proceso ecuatoriano, incluso Argentina en algún momento, han establecido, y solamente hablando de Latinoamérica, nuevas relaciones entre los pueblos indígenas y los Estados. Chile está súper al debe en eso, tenemos una ley que reconoce ciertas cosas de ciertas etnias, no pueblos, estamos hablando de una relación súper distante y asimétrica. Entonces en el territorio, los pueblos originarios solidarizamos con la sociedad chilena y también ocupamos esos espacios para visibilizar nuestra demanda histórica.

Nosotros tenemos unas concepciones que no tienen que ver con Chile, esa es nuestra realidad. Entonces, ha sido una oportunidad, pero también creo que ha sido más una oportunidad para la sociedad chilena.

¿De qué forma ha convivido el modelo económico en Chile con los pueblos originarios en los distintos territorios? 

Hay normativas intermedias para nosotros en el territorio que realmente mataron las concepciones territoriales, con la división de las tierras y las aguas, el Código de Aguas de 1982 y el Código Minero de la misma época, anexadas a la Constitución del 80. Por ejemplo, si vas a un lugar y aflora un mineral es tuyo, que está pensado para el norte grande de Chile, donde fuimos incorporados, por ejemplo Arica, después de 1929; recién llevamos 100 años, entonces hay todo un tema bien fuerte. A nosotros nos dicen que no peleamos, yo les digo que aquí no es necesario pegar carteles, porque tú vas a los territorios y estás viendo los conflictos. Por ejemplo, cómo nos ha impactado, desde Codelco hasta la mega minería extranjera, es impresionante, no tiene comparación -y lo digo bajo mi responsabilidad- en cuanto a nivel,  conflicto y de daños socioambientales con una forestal o una salmonera. El impacto que ha creado y no solamente ambiental, sino social, de engranaje, articulado además a otras normativas como la misma Ley Indígena, ha sido todo un proceso, es bien complejo el escenario.

Tú hablas de que toda América Latina es territorio indígena, pero se ha instalado una cultura fuertemente arraigada desde la Colonia que miró siempre hacia Europa en desmedro de los pueblos indígenas, pese a que hoy día hay un sector importante de la sociedad muy  sensible a las demandas de los pueblos originarios.

Vemos que incluso a Santiago llegó el incanato que también fue territorio indígena, no nos olvidemos. Toda Latinoamérica es territorio indígena, por ejemplo, Arica y Parinacota tienen en el 90% de su territorio algún vestigio arqueológico. Construyeron un hotel en El Morro y encontraron momias y la Ley de Monumentos dice que si encuentras un vestigio no lo puedes tocar, así es que hay obras paradas por eso, edificios públicos parados, nosotros vivimos sobre un cementerio, un museo. Vas a recorrer y en los valles están los jeroglíficos, todo Chile tiene eso. Entonces, primero, Chile y América Latina son territorio indígena, segundo, es territorio de migraciones desde la afrodescendencia en primera instancia por La Colonia y luego de otras migraciones. Lo veo como un tema de identidad.

 

¿Cómo ves el proceso que se vive en la Convención Constitucional en cuanto a la validación y revalorización de los pueblos indígenas por parte del Estado chileno?

Yo creo que es parte del proceso, hay que ser realista, y lo digo con mucha responsabilidad, Chile no es un país de revoluciones, en Bolivia por el agua la gente se paró, marchó y defendió las aguas, vemos como las poblaciones indígenas en Perú han paralizado grandes mineras, la Minga en Colombia, movilizados por las poblaciones indígenas, y no tiene que ver con una lucha especifica de algunas comunidades, sino que tiene que ver con un ejercicio del sujeto de derecho que va más allá del territorio, de cómo establecemos esta relación simétrica.

Otros Estados, por ejemplo, en otros países del mundo, no han establecido reconocimientos constitucionales o constituciones, no ha sido ese el mecanismo, sino que ha sido reconocer los tratados desde épocas coloniales. Entonces, no es la única vía el reconocimiento constitucional, hay muchas vías y recetas en el mundo. A mí a veces me preocupa cuando dicen que seamos como Nueva Zelanda o que miremos a Canadá, creo que cada Estado establece sus relaciones, porque son relaciones históricas, sociales, familiares, diferentes, son pautas que te pueden servir no más. Entonces, yo pienso desde lo que he entrevistado o lo que he visto, que esto es parte de un proceso, no es el fin para los pueblos originarios.

¿Hay representatividad indígena con los escaños reservados?

El ex ministro Cárdenas, Viceministro de Descolonización, dependiente del Ministerio de Culturas del Estado plurinacional de Bolivia, en una conferencia dijo que en Bolivia no fue necesario hacer escaños reservados, porque la mayoría es población indígena. En los países donde los pueblos son minoría ésta ha sido una estrategia y Chile utilizó esa estrategia, pero ¿quién propuso esa estrategia en el lobby político?, ¿cuándo se tomaron esas medidas? No fueron los pueblos indígenas, porque no hubo consulta indígena previa respecto al proceso constituyente con los pueblos originarios, sino que fue un grupo de personas en el Senado, junto a expertos, investigadores, lobistas y  políticos que vienen de las poblaciones originarias y también participaron dirigentes territoriales, pero no fueron a consulta. Por lo tanto, esa es una decisión al igual que el acuerdo de noviembre, entre 4 paredes, pero es lo que hay, es el acuerdo que se tomó. Entonces, tomando todas esas atenuantes, porque también hay que hacer un análisis de lo que ha pasado, ha sido en la medida de Chile, por eso yo concluyo que esto es parte de un proceso, al final hay que ver qué resulta.

A mí me preocupa una cosa, que se termine diciendo que la representatividad del pueblo originario en Chile es  17, porque no es 17, eso es un número que se determinó en un proceso que era contra reloj. No puede ser que el pueblo nación mapuche sean 7, aymaras sean 2 y quechua sea 1, cuando incluso en mismo Santiago tú tienes el camino del inca. O sea, hay temas que hay que conversar y esperamos que lo escaños reservados, que han sido en general muy receptivos y que hemos visto como ellos han tenido mucho trabajo territorial, recojan estas preocupaciones. Por lo menos aquí en Arica y Parinacota con los escaños aymara y quechua se ha ido planteando el tema, son conversaciones profundas que se dan, porque los pueblos indígenas no resolvemos en 3 meses como querían o en 120 días como nos impone las consultas previas a los reglamentos 66 y 40 de las consultas indígenas del Convenio 169 de la OIT. No resolvemos en 120 días, se resuelve cuando se conversa, en los tiempos que se tome, entonces, concluyo que esto es un proceso que está sirviendo para visibilizar, pero también para conversar entre los pueblos en un país donde no existe una megaorgánica, no existe un mega Consejo de Pueblos, cada pueblo tiene su organización, incluso creada bajo la República, algunos tienen organizaciones ancestrales, es muy diverso el escenario en los pueblos originarios. Yo te hablo desde mi experiencia, pero es muy diferente lo que está haciendo o pensando un ganadero o ganadera del General Lagos (ubicado en la región de Arica y Parinacota) en su estancia, respecto a este proceso.

¿Leyla, y en el actual proceso de crisis climática que estamos viviendo a nivel planetario producto del deterioro ecológico que se ha producido por la falta de equilibrio en la protección al medio ambiente, al centrarnos más bien en cifras macroeconómicas ¿Podemos mirar en la forma en que viven los pueblos originarios una manera más integral para mejorar nuestra relación con el medio ambiente?

Es complejo, porque la verdad es que no es función de los pueblos originarios decirles a las otras personas cómo tienen que vivir en realidad [se ríe]. Los pueblos originarios en general no viven en el paraíso donde está Adán y Eva con los animalitos caminando, no es eso tampoco, no es una idealización, tampoco estamos congelados en las cavernas de hace 10.000 años. En general, las sociedades andinas o las sociedades indígenas han generado mecanismos para sobrevivir con todos estos procesos, con todas estas normativas, con que un día te digan esto es así y al otro día te digan que es asá, ahora conéctese por reuniones online, o sea, los pueblos originarios no son los salvadores del mundo, esto no es mesiánico, no es cristiano, pero es un tema global y que nos impacta a todos. Si tú vas a zonas rurales también vas a ver vertederos, vas a ver cerros de basura, entonces, hay formas de vida que pasan más allá de los pueblos, porque la gente en el valle de Azapa también usa pesticidas. Arica y Parinacota tienen las más altas tasas de personas intoxicadas por pesticidas, entonces tú puedes decir, pero cómo si es una zona indígena y debieran estar sus costumbres, pero y ¿dónde está la percepción del uso agroecológico, por ejemplo? Aquí también hay un modelo general de la mercantilización, del capitalismo, este modelo económico que no es ajeno a los pueblos originarios y tampoco los pueblos originarios tienen la verdad absoluta.

Ahora, sí hay ciertas formas de relación con los seres vivos, pero es que también una persona que ha vivido toda su vida la discriminación, que toda tu vida te han dicho que eres tonta, eres tonta, eres tonta, tú terminas creyendo que eres tonta y que todos tus conocimientos son tonteras, entonces, ese proceso todavía viven muchas personas. No es fácil, hoy en día yo te puedo decir soy Leyla, soy aymara, pero quizás 20 años atrás yo no lo decía. Entonces, hay todo un proceso de conocimientos que te transmiten que muchas personas lo guardan con mucho recelo, no porque sean privadas o porque me guste reservar, quizás alguno sí, pero también es un mecanismo de protección porque vivimos en un Estado colonialista, en una sociedad súper colonialista. ¿Por qué los pueblos originarios tenemos que dar la receta de cómo ustedes/nosotros vivir mejor? No.

Sí hay un modelo general imperante que establece y que imponen los Estados, que es esta forma de mercantilizar y el extractivismo. Hoy vemos sus consecuencias, pero no solamente tienen consecuencias en territorio indígena, en Calama ves consecuencias en la sociedad en general, Calama la ciudad más rica de Chile llaman, desde cuando se chilenizó el cobre, y todo ese proceso, pero mira Calama, puede ser una población de una comuna periférica de Santiago, algunos sectores de Calama. Entonces, dónde están las riquezas, a quiénes se afecta, nos afecta a todos. Este modelo nos afecta a todos, a nosotros principalmente en nuestra forma de vida nos ha disgregado.

Lo que habla por ejemplo Eduardo Gudynas y otros especialista sobre pasar al “post extractivismo”, tenemos que preguntarnos como sociedades en general, y ahí cada uno va conversando, nosotros estamos conversando entre nosotros y recuperando nuestra identidad, volviendo de alguna forma a los territorios, algunos los fines de semana, otros están volviendo a sembrar, otros están “pasando cargos” porque en el mundo andino es muy importante “pasar cargos” comunitarios en las fiesta tradicionales, entonces hay todo un proceso que tiene que ver en esta respuesta y en esta búsqueda en la sociedad y ahí creo que nosotras, como comunicadoras, jugamos un rol importante en mostrar todas estas visiones, pero no dar recetas absolutas tampoco, porque no existen.

Descolonizarnos

Tenemos que descolonizarnos y sacar los conceptos cristianos de que alguien nos va a salvar, no. Hay un concepto andino muy bonito que a mí me gusta, yo lo aprendí de personas acá en Arica que dice: “el futuro no está al frente, el futuro está atrás”, porque tú vas construyendo con lo que hiciste, lo que además es cíclico. En el mundo andino no hay miedo a la revolución, al caos, porque es necesario, es necesario que la tierra explote, es necesario que pasen estas cosas para lograr los equilibrios. Cuando hablamos de “buen vivir” (suma qamaña o sumak kawsay,) estos conceptos que los académicos conceptualizaron, pero si tu vas al campo y le dices ¿señora usted practica el buen vivir?, ella va a pensar: ¿de qué me está hablando?, porque esos son conceptos para que todos entendamos de alguna forma, pero tiene que ver con los equilibrios. Si yo corté todos los árboles y no hay donde el perrito haga pipí, por decir una cosa muy burda, y no hay nada, y pongo puro cemento, desequilibro la naturaleza y eso no solamente va afectar a la tierra, nos va a afectar a todos, se enferma mi perro, me enfermo yo. Eso es real. Por ejemplo, si yo voy al campo, pero no “paso cargo”, no participo en las tradiciones, también hay un desequilibro, me hago de otra fe que niega las festividades, por ejemplo, ahí hay otro desequilibrio. Para los indígenas es una falta. No es como los cristianos que te castigan, tú vas a rezar y te vas a salvar, no. Tú lo que haces lo pagas y cómo lo pagas, tienes que hacerle pago a la tierra, retribuirle o tu descendencia va a cargar con eso. Entonces, eso no es un plano cosmovisionista, eso es religioso, es religión indígena, es en estas búsquedas que no es que voy al campo y lo hago, es una forma de vivir y de entender. Muchos de nosotros, como en mi caso, que soy tercera generación, mis abuelos vivieron siempre en el campo, mi madre emigró del campo a la ciudad y nosotros ya nacimos acá. Hay algunos que retornan, hay algunos que estamos así-así. En mi caso, yo me reencontré con el territorio de mi madre porque hubo una lucha, un conflicto socioambiental en Belén contra las explotaciones mineras de la transnacional Rio Tinto, y muchas generaciones nuevas, terceras y cuartas generaciones, siempre vinculadas con el pueblo, fuimos a defender y nos reencontramos, aprendimos mucho de las generaciones anteriores y en ese volver al territorio tú vas aprendiendo, tomando vínculos, eso es muy importante.

Yo no juzgo a la gente como cuando le dicen: “tú te fuiste”, porque son muchas formas de volver, y por último, los pueblos andinos somos transhumantes, toda la vida hemos bajado de la cordillera hasta Arica, entonces no es ahora, toda la vida nuestras familias han transitado por tres lugares: cordillera o precordillera, en el valle y en la ciudad. Eso es propio de los mundos andinos, de alguna forma siempre estas migrando y moviéndote. Entonces son visiones y yo invito a las personas, porque muchas personas  han tenido que migrar a la ciudad por diferentes motivos, a no olvidar el nexo territorial porque el territorio hace al indígena o a la indígena, hace al originario, tu territorio, estar conectado y estas formas de entender el mundo, no preservarla solo para nosotros, compartirla con el resto, porque puede ser una alternativa, puede ser una forma también para precisamente ir terminando con estos modelos que están pensados en otras concepciones, no en concepciones comunitarias, situación que también sucede al interior de los pueblos originarios, no estamos ajenos a esas concepciones capitalistas.

Es asumir nuestra tarea, independientemente del lugar donde nos toca nacer y donde decidamos vivir, el campo o la ciudad.

La mayoría de la población indígena vive en la ciudad, más del 80%, por eso tú tienes que buscar, hacer tu taki, tu camino, pero no es un camino individual y creo que ahí es donde se puede tomar desde otras concepciones. Hay un concepto muy lindo y que lo explicó Choquehuanca, el viceministro de Bolivia, que además es un filósofo, estudió ciencias antropológicas occidentales, y él habla del jiwasanaka, yo siempre lo repito, y este no es un concepto solamente del mundo andino, del mundo aymara, el “todos nosotros”. El camino no se hace individual, el camino se hace entre todos, y es nosotros más todos.

Entonces esos son conceptos que lo hemos visto, por ejemplo, ahora con Pedro Castillo, cuando asume en Perú, vemos como toda la cadena andina se suma y van los pueblos originarios en forma agrupada, o sea todos nosotros vamos con Pedro Castillo, tiene que ver con esa representatividad. Las concepciones andinas son comunitarias, porque solos no lo vamos a hacer, ni los pueblos originarios ni los migrantes solos, ni la gente que vive en la ciudad, tiene que ser entre todos nosotros, por eso es tan importante parlamentar, encontrarnos, y este espacio de la Convención está dando ese espacio, por lo menos encontrándose, es un primer encuentro, que en Chile no se ha dado, y no es desde la dictadura, sino desde la república. No hay espacios porque el negacionismo ha hecho precisamente esto, dividirnos, separarnos, segregarnos, y no pensar. Yo tengo un hijo y entonces pienso en qué quisiera para su educación, yo quiero que mi hijo vaya a un espacio diverso, no que le enseñen aymara para que repita como loro, quiero que él sea un ciudadano del mundo para la diversidad, para la paz, uno ve en otros lugares en Europa donde puedes ver niños de todas las religiones, donde nadie está pendiente si usa burka o no, cómo te vistes, si eres doctor o no. Hay un montón de situaciones que no digo que sea lo ideal, pero por qué si América Latina que es tan rica, es tan diversa, es tan hermosa, tiene tantas cosas maravillosas, nosotros tenemos que separarnos. A mí me duele la guata cuando voy aquí a la frontera y veo a la gente en Colchane botando a los bolivianos, cuando te aseguro que el cien por ciento de la gente en Colchane tienes algún parentesco, tiene alguna relación con los bolivianos. Entonces, tenemos que abrirnos a esos espacios.

Presidenta indígena de la Convención Constituyente.

Yo creo que lo que hace Elisa Loncon es muy importante, el hecho de que ella hable mapuzungun, que ella sea una gran luchadora por los derechos lingüísticos -ha liderado ese movimiento. Algunos dicen, hasta gente de pueblos originarios, que está haciendo un show, pero no es eso, ella está dando el valor al mapuzungun y mostrando, porque tú ves las noticias y te muestran todo el rato la misma comunidad en conflicto, a la misma gente, pero ella te está mostrando otra diversidad, la riqueza, además de conceptos tan importantes que del mapuche no se hablan, del mapuche no se habla el concepto de  lo solidario, del cariño, de la fraternidad.  Los medios te los muestran ojalá bien feos, bien cochinos y bien enojados, pero no esa otra cara y creo que eso es un valor importante. Nos está dando el espacio para todos nosotros y para todas las diversidades lingüísticas y esos conceptos se construyen desde el amor.

Por ejemplo, en el aymara yo supe que no existe la palabra “por favor”, porque “tú tienes que hacer”, es un deber hacer, siempre tienes que estar haciendo, ama k’ella (no ser ocioso), el ser flojo, el ser ocioso no es bien visto, eso es malo, pero es que siempre tienes que trabajar, tienes que hacer para la comunidad, para la familia. Entonces son formas, son concepciones que yo las tengo intrínsecas, no me digas que tengo que irme al campo para hacerlo, tienes que hacer algo, es propio de la cultura, no solo en el campo o en el pueblo, en todos lados. Esas son cosas importantes y no tenemos que cerrarnos, tenemos que abrirnos a la diversidad.

Estamos viviendo tiempos vertiginosos y tenemos que aprender rápido, hay muchas personas, organizaciones, comunidades, medios de comunicación como Ayni, Premagallania, que aportan con un granito de arena tendiendo puentes, para entendernos, para conectarnos. Hay que hacer el trabajo como dices tú.

Muy importante no tener miedo, hay otro concepto andino que es el pachakuti. Son estos tiempos de cambios, periodos de cambio, que no es un año, o dos días. En el  mundo andino  cuando uno lee la historia que cuentan hay muchos pachakuti, entonces no hay que tener miedo. Los pueblos andinos eran revolucionarios, y de repente no sabemos en qué va a terminar, unos dicen, se va a dividir el país, bueno, que se divida, cuál es el problema si antes éramos un solo abya yala (continente americano),  por qué ahora no puede transformarse. No hay que tener miedo, ese es el pachakuti, nosotros estamos viviendo un pachakuti en Chile y eso hay que agradecerlo.

Después de la pandemia aquí, hubo mucha  gente andina que se juntó en Bolivia, en los lugares de ceremoniales importantes en las alturas, para conversar sobre qué pasaba, por qué estaba la pandemia, hubo muchos análisis de los amauta (sabios, filósofos), de los pensadores andinos y se reflexionaba mucho al respecto, pero uno dice mira son épocas de cambio, algo nos esta diciendo el paneta, algo no hemos hecho bien, porque como te digo éste no es el dios cristiano que tú rezas y te va a perdonar. No. No lo hiciste, la suerte te toca. Hay un dicho andino que dice: “en esta haces y en esta pagas”, es una canción, o sea, la pachamama y todas las deidades andinas hablan, la tierra está viva, no está muerta. Los seres vivos y no vivos están acá con nosotras, nos están diciendo algo, son momentos de cambio, momentos reflexivos.

Hay que conversar, hay que darse los tiempos para conversar. El Covid ya nos está diciendo algo, algo estamos haciendo, nos estamos alimentando mal, no nos estamos cuidando, y qué está pasando con estas revueltas sociales, por eso te digo, todo esto tiene que ver con todo. No hay que desatender nuestras costumbres, el momento en que los pueblos originarios dejan de hacer sus costumbres, eso es una tragedia. Creo que sea ha dado un buen tiempo para conversar, reflexionar, darle un momento también a nuestra gente que se fue, nosotros perdimos mucha gente anciana, perdimos memoria, se nos fue mucha memoria, porque no todo está grabado, no todo está escrito, no todo está contado, y no tiene porqué ser así. Hay muchas costumbres que se hacen y que es oral, y gente se fue, no va a volver. Entonces esos son grandes costos y ahí está la responsabilidad, si yo nunca fui a los pueblos, nunca hablé con mi abuelo, nunca aprendí, nunca quise ponerle atención, se perdió. Entonces,  esos son costos para los pueblos originarios y para la sociedad en general.

Una tiene que ser muy respetuosa con las personas antiguas, esa también es una falta, hay unos textos bien bonitos sobre la justicia andina, ahora que se está hablando de plurinacionalidad, no es solamente no robar, no mentir o no ser flojo. Hay varios conceptos andinos que son nuestros  conceptos de vida para el comportamiento social, digamos, de alguna forma, y es muy estricto. En el pueblo andino no es así no más, o sea la palabra vale, pero además que hay cosas que son no más.

 

Entrevista Gabriela Pazos