“El placer genocida de Dios”, salesianos e indígenas en Isla Dawson

Una investigación realizada por los académicos Alberto Harambour y Marcela Orellana, cuestiona el relato tradicional sobre la misión salesiana en Isla Dawson (1889–1911), que décadas después funcionó como campo de concentración durante la dictadura de Pinochet.

El estudio, “El placer genocida de Dios. La Congregación Salesiana y la “salvación” de niñas y niños indígenas en la misión de Isla Dawson (Patagonia, 1889-1911)”, analiza la misión salesiana en la Patagonia entre los años 1889 y 1911.

Tradicionalmente se ha sostenido que la misión habría propuesto salvar a los habitantes de Tierra del Fuego de la violencia de los ganaderos, como asilo frente a las atrocidades de la colonización, sin embargo los autores del estudio muestran una realidad muy diferente.

En El Mostrador, el historiador Alberto Harambour señala que “El lugar común de la bibliografía existente, y muy difundida por distintos medios, instituciones públicas incluso, plantea que los salesianos se propusieron la encomiable misión de salvar a los pueblos originarios de Patagonia pero vieron frustrado su intento. Este artículo demuestra, a partir de la documentación salesiana, que el dogmatismo salesiano planteó una salvación espiritual traducida como exterminio físico y cultural”.

“De esta muerte sistemática y dolorosa los salesianos estaban orgullosos porque garantizaba el placer eterno en el reino de los Cielos. Esta revisión indica que la historiografía ha sido poco rigurosa y muy ideologizada. Ha menospreciado el sufrimiento de las personas recluidas en Dawson, especialmente niñas y niños, por haber sido indígenas, y ha confundido una palabra dogmática -salvación- con una práctica horrorosa, por ser cristiana y occidental, o chilena”. (Elmostrador. 17.09.2025)

El estudio es una revisión crítica del relato oficial, por cuanto sostiene que la historiografía tradicional ha presentado a los salesianos como salvadores de los pueblos originarios frente a la violencia colonial. Sin embargo, los autores revelan que su objetivo era la “salvación espiritual”, que implicó un exterminio físico y cultural, prácticamente como una especie de sacrificio en pos de alcanzar el paraíso.

En base a fuentes salesianas como el libro Florecillas Silvestres (1920) de Maggiorino Borgatello, se evidencia una visión dogmática que justificaba el sufrimiento indígena como camino al “placer eterno”.

El mayor impacto es que la misión impuso hábitos occidentales que enfermaron a los indígenas, especialmente a los selknam, kawésqars y yaganes. La sedentarización, el cambio de dieta y la disciplina impuesta por misioneros y estancieros, con apoyo estatal, destruyeron sus prácticas ancestrales.

Un hecho relevante es la gran cantidad de muertes, de acuerdo a la descripción del historiador “El lugar más activo de la Misión de Dawson fue el cementerio, indican fuentes de la época. Alrededor de mil personas fueron sepultadas allí en dos décadas. Esto es, después del de Punta Arenas, el cementerio más grande de la Patagonia. Sólo algunas pocas decenas de personas lograron fugarse o sobrevivir. Casi la totalidad de quienes fueron deportados a Dawson murieron allí, y los salesianos, como expresó Maggiorino Borgatello muy elocuentemente, se felicitaron por ello”.

Leer el artículo original desde Magallania

.