“Hoy tenemos que pensar muy holísticamente para salvarnos de este cambio climático brutal”. Su trabajo interdisciplinario y mirada holística para abordar sus investigaciones fue reconocido por parte de la Sociedad de Arqueología Americana (SAA), siendo la primera mujer en recibir el premio de Excelencia en Arqueología de Latinoamérica y el Caribe.
La arqueóloga Victoria Castro hoy es académica de dos universidades, una es la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, donde acompaña a sus estudiantes en sus tesis de pre y post grado y participa de un magister de arqueología, en tanto en la Facultad de Ciencias Forestales de la misma casa de estudios está a cargo de un curso que le apasiona, relacionado con las cosmovisiones de la tierra: “Visión Cultural de la Naturaleza”, orientado a ingenieros forestales, veterinarios y geógrafos. En la Universidad Alberto Hurtado impulsó la carrera de arqueología y está a cargo del curso de etnoarqueología, donde aborda la interpretación de las culturas precolombinas desde el conocimiento de los saberes de los pueblos originarios, lo que implica una mirada mucho más generosa.
Como investigadora usted se ha destacado por integrar distintas disciplinas, lo que la hizo meritoria del premio de Excelencia en Arqueología. ¿Qué cree que se premió finalmente?
Yo podría decir por ejemplo que tengo el titulo de arqueóloga, pero ayer me definían como antropóloga cultural, en el sentido de que tengo una visión holística de las cosas. Esto puede venir por mi deformación y carrera base que es filosofía como profesora de estado. Además tengo un magister en historia, lo que me permite articular muchas disciplinas desde mi misma. A partir de eso he escrito por lo menos 10 papers de etnobotánica, con una colega botánica hicimos el libro: “Ciencia Indígena en los Andes de Sudamérica” y con los colegas biólogos también hemos hecho cosas, por ejemplo, con Julián Rotman hicimos etnozoología de la provincia del Loa, es decir, cómo los indígenas perciben a los animalitos, qué significa y cómo los integran en su mundo. Entonces, el premio es porque tengo esa mirada integradora, holística, puedo explicar las cosas desde una u otra ciencia social.
Esta mirada holística parece ser más femenina, ¿cuál es el aporte que hacen las mujeres al integrar estas distintas disciplinas?
Es impresionantes como todas mis colegas son brillantes, son hormiguitas, cada una en su área hacen maravillas. Hay mujeres que esto les llega mayormente, es más propio en el ámbito femenino. Ahora, también tengo compañeras arqueólogas que son “secas” en temas como el estudio de los materiales líticos o el pasado de las cerámicas, pero todas buscando una interacción social, eso es lo interesante. No es solamente la técnica, lo más importante que hemos ido aprendiendo es el saber haciendo.
¿Cómo llegar a otras mujeres con esta visión respecto a lo que ustedes están abordando?
Ayer me acordaba esto de las cosmovisiones de la tierra, recordaba lo hermoso que es el concepto de la huerta, un espacio tan femenino. Tú tienes tu casa, no importa si eres indígena urbana o lo que sea, quieres de alguna manera transformar tu jardín en una huerta y es una extensión de tu vida, es una extensión con tus hijos, con tu esposo, con tus nietos, con quien sea. Y está ahí, está produciendo para ti y uno cambia la mirada absolutamente con ese manejo de la tierra. Si todos nosotros tuviéramos una huerta, estaríamos produciendo grandes cambios en la sociedad y con los niños. Es el chanchito de tierra o cualquier otro no humano que está en contacto en la huerta, tiene esa amabilidad, que la mujer abre a su familia. Hoy tenemos que pensar muy holísticamente para salvarnos de este cambio climático brutal. Yo creo que por eso me dieron el premio, tejo con muchas lanas.
La homogenización y parcelación de distintas disciplinas no ha dado respuesta a la crisis que enfrentamos. La homogenización no sirve para nada, es una sola visión que no ha resultado, sino más bien en una visión de mercado, muy mercantilista, muy consumista y es un fracaso.
Arqueóloga Victoria Castro
¿Cómo avanzamos en este tema?
Yo creo que a la gente común y corriente estimulándola con el tema de la huerta, con un espacio en su humilde lugar donde vive, hasta en un macetero puede tener sus hierbas medicinales, es cómo vincularlas, que toquen la tierra, yo creo que si hubiera una política estatal que diga “haga su huerta”, sería maravilloso.
En segundo lugar, las políticas de gobierno tendrían que escuchar a los expertos, es como el tema del Ministerio de Ciencia y Tecnología, fantástico si lo tenemos, pero si no nos dan plata y sobre todo si no nos dan un científico(a) o un experto(a) en alguna disciplina que tenga una mirada holística.
¿Cómo implementar esta mirada más holística en las carreras tradicionales como arqueología o antropología y que no sea solo un trabajo de sensibilidad propia?
He descubierto que a través de ciertos cursos como el de etnoarqueología los chicos cambian el paisaje mental, por ejemplo, acabo de llevarlos a Pichilemu a hacer su terreno de 5 días y los dividimos en los que iban a trabajar con pescadores, con los mareros u orilleros, con las cerámicas y con los salineros. Volvíamos en las tardes a las cabañas, nos juntábamos en la mía, y media hora todos los días a conversar sobre la experiencia. Al principio estaban como “pollitos” y luego hicieron unos trabajos maravillosos, porque el estar con la gente común es lo que te da una visión abierta. El ver cómo una dueña de casa resuelve un problema de darle de comer a no sé cuantos chiquillos, es la mirada por un lado muy femenina, pero por otro muy humanizada. Lo que hay que hacer es educar desde la base, yo creo que la educación en nuestro país ha tendido a la homogenización y eso ha sido perverso.
¿Y la masculinidad dónde queda en esta visión del mundo más integradora?
Creo que ser masculino hoy se les marca como un ser que tiene que ser así, hasta se muere antes porque tiene que comer chancho, tomar vino, porque esa es la teórica masculinidad y no la masculinidad del acompañamiento, de demostrar su sensibilidad, los hombres están totalmente reprimidos.
La educación es la clave de todo, pero no una instrucción, sino una educación que tome en cuenta todos estos parámetros de humanidad. Imagínate que en nuestro país se suprimió la filosofía en los colegios y en muchos países mientras menos filosofía y humanidades mejor, porque quieren un ser productivo. A nosotros en ciencias si queremos hacer lo que yo hago, igual tienes que mantenerte en la universidad escribiendo paperes easy, que es lo que te da ciertos recursos. Se recibe una vez al año el pago de un millón o dos por ese paper. Entonces en el fondo tu escribes para fuera, no para dentro.
Cambios internos
Para contribuir uno tiene que hacer primero sus cambios internos, ser crítico de su propia mirada cotidiana e irse reeducando en solidaridad, en un compañerismo hacia los otros, eso va a ir ayudando un poco, lo malo es que estamos atrasados en el tiempo. El problema del cambio climático no es de hoy día, en los años 70 varios autores llamaban desde occidente a tener una mirada franciscana por último, San Francisco llamaba a valorar a los otros seres y decía que eran tan importantes como el ser humano.
El papel de las mujeres
Las mujeres somos fundamentales porque se necesita socializar, en buen sentido, a su compañero, a su hijo masculino. Es tan fuerte el golpe entre lo femenino y lo masculino que la madre hoy día tiene que resensibilizar a ese masculino que tiene al lado, para construir bien.
La mujer tiene un gran papel y no solo en lo cotidiano, sino que hay grandes mujeres líderes a nivel mundial donde algunas logran salir y hacerse el espacio y otras no. Es tan claro que si uno tiene una apertura de vida la crianza es distinta y la relación con sus parejas también.
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