El norte, las estrellas, los pueblos originarios, el sincretismo cultural latinoamericano, el mar y la búsqueda por llegar al origen de nuestras tierras. Todo eso reflejan los grabados, dibujos y pinturas creadas por Jorge Lankin, un artista de la Universidad Católica dedicado durante los últimos 30 años a investigar y recorrer, además de un proyecto educacional con niños y jóvenes.
Desde pequeño sintió la pasión por la vida al aire libre, lo que aprendió junto a sus padres en diferentes viajes, recorriendo rincones, especialmente del norte de Chile. Nacido en Iquique, en la Salitrera Victoria, un lugar que lo inspiró desde sus primeros años. Los viajes a La Tirana siendo muy niño, lo marcaron, así como las acampadas, los buceos, siempre rodeado de “lo chango”, la forma de vida de los pueblos costeros alimentados de lo que el mar les daba, además de la caza y la recolección.
Estas experiencias familiares fueron configurando su interés por el uso de íconos de la cultura popular y prehispánica, lo que mezclado a paseos con su madre a ferias de artesanía, Pomaire y excursiones en busca de rastros de arte rupestre, despertaron en Lankin una creatividad que hoy plasma en sus obras.
¿Cómo te diste cuenta que el arte era lo tuyo?
Cuando salí del colegio estudié dos años biología, pero me di cuenta que lo que me gustaba era el arte y a eso me dediqué. Ahí empecé a estudiar más sistemáticamente distintas culturas precolombinas. Para ello me trasladaba a los lugares 5, 6 , 10 años y estudiaba una cultura y después otra. Durante los últimos años he estado en zona mapuche y ahí he ido aprendiendo las técnicas que utilizan en tejidos, tallado, cerámica y orfebrería. Además voy estudiando lo que más me interesa, que es el lenguaje, la cosmogonía, las imágenes.
¿Qué es lo que más te interesa transmitir con tu arte?
Me interesan muchísimo en esas culturas su desenvolvimiento con el medio ambiente, lo amigables que son con su medio ambiente. Es como simplista lo que te digo, porque es mucho más profundo, pero me llama la atención cómo pudieron estar sin destruirlo y ocupando el territorio de una forma súper optima.
Me interesa también la parte mágica de ir por un lugar caminando y encontrarse con dibujos increíbles en una piedra, eso lo encuentro mágico. Esa ritualidad donde dibujaban , transformando el arte en un elemento más chamánico, de curación, de comprensión del mundo, de poder sobre el mundo y la relación con los otros. Más que esta cultura que tenemos es tan cosista, la cosa no tiene ningún poder, nada.
¿Cómo sientes que sido recibido tu trabajo por la gente?
Yo creo que bien, por lo mismo vivo de él desde hace 30 años. A la gente le interesan los temas precolombinos, les interesa saber de dónde vienen, quiénes estaban antes, qué comían, qué cocinaban, con qué elementos construían, como se vestían.
¿Y con las nuevas generaciones crees que esto se está perdiendo o valorizando más?
Yo creo que la gente se está metiendo en general como sociedad y como individuo al conocimiento anterior, porque hoy las sociedades están más permeadas entre sí, hay mas información y se cruzan. Yo creo que hoy está más viva la cultura que antes, que era más segregada. Yo creo que se valora más, no solo aquí sino en otros lados también.
Hoy estás con un proyecto en un colegio que te tiene entusiasmado
Trabajo en un colegio llamado Francisco Varela en Peñalolén donde estoy contratado como “el artista del colegio”. Tengo que hacer obras, no tengo que evaluar ni llevar a los “cabros” a la sala, sino que tengo que trabajar con ellos y hacer las cosas que se me ocurran para ir adornando el colegio. Con los profes de arte, que son dos, inventamos proyectos y hacemos cosas con ellos.
En un proyecto un año pintamos una camionada de piedras blancas y con eso armamos la Araña Nazca gigante en el patio y otras imágenes precolombinas. Lo hicimos con una técnica precolombina que es ordenar piedras en la tierra. También hicimos mosaicos con imágenes aztecas, mapuches, de imaginería para adornar el colegio. Me coordino con profes de historia, de matemáticas, de distintos ramos y hacemos trabajos en conjunto. Porque en general, el arte no es un tema en particular; es una mirada a todos los temas a los que puede darles una mirada artística y mezclar con la parte bella del arte. Hemos hecho hartos proyectos super buenos.
En la educación formal se echa de menos una forma más holística de enseñar para reencantar a los niños y jóvenes con la creatividad y belleza
Es difícil porque primero tienes que tener un director que contrate un artista y le de los medios para poder trabajar, porque no saco nada si no hay materiales y al revés también; tampoco sirve si no hay una persona que dirija el proceso, porque los profesores de arte de nivel escolar que he conocido son gente que estudia 4 años pedagogía y 1 año arte. Entonces no se manejan muy bien con la manualidad, con los lenguajes. Se manejan en la pedagogía no más, pero no tienen idea de talleres o técnicas. Y lo más importante, cómo generar un discurso artístico, eso es lo más difícil. Bueno, al final, los “cabros” son los más contentos, porque en general, el ramo de arte es el entretenido, es como el deporte .
La olla común
Jorge Lankin ha participado en varias travesías con su amigo Adolfo Torres, quien lleva desde hace años un proyecto culinario artístico llamado “La Olla Común”. Con él ha estado en Colombia, Perú, Uruguay, Argentina, además de distintos lugares de Chile. En esos viajes, Lankin ha hecho talleres de grabado, pintura y muchas otras cosas.
“La Olla Común de alguna forma incluye no lo precolombino, sino la cultura americana viva, es súper de acá ese proyecto, con una raigambre totalmente latina. Por ejemplo, cuando cocinamos, vamos a cocinar cochayuyos. Se trata de llevar lo endémico de nuestros lugares, mezclado con lo endémico de los propios lugares. Es súper bonito, entretenido”.
¿En qué estás ahora?
Ahora acabo de terminar una exposición en Punta Arenas, que había hecho hace dos años en Santiago. Es de pura temática yagana, patagónica. Compré hartos libros patagónicos, empecé a leer, me hice un relato y ahí me puse a dibujar. Fue bien interesante, entretenido, hicimos un taller de grabado. Un día exposición y otro día taller.
Hay que decir que allá les resulta como medio violento que uno les vaya a hablar de las imágenes, a mí no se me habría ocurrido, pero les trae mucho cuestionamiento. Bueno, está atravesado por la centralidad de Santiago. O sea, que incluso lo de ellos venga de acá, es poco sutil.
Bosques del sur
Volví y ahora a hacer otra cosa. Ahora estoy dibujando bosques, paisajes que he ido dibujando en los territorios mapuches de Icalma. Estoy dedicado a hacer set de bosques.
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