Residencia de Arte y Ciencia de la Universidad de Magallanes (UMAG) exploró las primeras manifestaciones culturales en la Región de Magallanes.
La residencia reunió a estudiantes de diversas carreras junto con arqueólogos y artistas, quienes participaron en salidas a terreno a la Cueva “La Leona” y al Parque Nacional “Pali Aike” para estudiar pinturas rupestres y el trabajo arqueológico en Magallanes. Además, se realizaron charlas online y exposiciones sobre la influencia de la estética de los pueblos originarios australes en el trabajo de artistas locales.
La iniciativa buscó generar diálogos interdisciplinarios y cultivar una mirada multidisciplinaria sobre el patrimonio arqueológico regional, desafiando la noción de que la Ciencia es meramente conocimiento y el Arte expresión de la creatividad.
El sitio web de la UMAG Umag.cl. (03.12.2024) recopila diferentes opiniones de los participantes de la actividad.
“Esta residencia es sumamente importante para comenzar a generar diálogos entre distintos miembros de la comunidad universitaria, para pensar distintos temas que involucran la realidad de Magallanes, tanto presente como pasada y futura. Desafía la noción de que la Ciencia es meramente conocimiento y el Arte expresión de la creatividad, mostrando que entre ellos hay diálogos, que interactúan y se complementan, y que su separación es arbitraria y discursiva más que real”, reflexionó el estudiante de Magister en Ciencias Sociales Felipe Rodríguez.
Eduardo Cáceres valoró la residencia desde su punto de vista como estudiante de la carrera de Derecho “Mi carrera se ha caracterizado por su énfasis en la razón, la lógica formal y lo tangible, desconectándose, muchas veces, de la profundidad simbólica, mística o intuitiva, que es la función sagrada del arte. Con todo, el Derecho como disciplina al servicio de la justicia para reconstruir nuevas semióticas jurídicas capaces de producir otros mundos posibles y prácticas éticas que, desde una verdadera Filosofía del Derecho Ambiental, reaccionen ante los desequilibrios ecológicos asociados a la conservación y protección ambiental de sitios con valor arqueológico y ancestral como los visitados junto a esta comunidad llena de diversidad y sabiduría”.
Paulina Fernández, estudiante de Terapia Ocupacional, también valoró positivamente la experiencia. “Es una excelente iniciativa que le permite al alumnado desarrollar el pensamiento crítico, invitando a la reflexión sobre la naturaleza humana y el mundo que nos rodea y a intentar comprender la experiencia de nuestros ancestros en una época precaria, imaginando sus pensamientos y comportamientos a través de los indicios que ha descubierto la Arqueología”.
La artista plástica Andrea Araneda destacó la oportunidad que la residencia “Huellas Atávicas” ofreció para tomar conciencia de nuestra conexión con el pasado de nuestro territorio. “Reflexionar junto a los participantes sobre las pinturas rupestres permitió conectar con la esencia del ser humano primitivo, enfrentado al caos del mundo. En estas expresiones ancestrales encuentro un paralelismo con el arte como un acto de alivio y orden, frente a nuestra antagónica y misteriosa existencia. Compartir mi perspectiva, donde el arte ha sido mi salvación, me permitió invitar a los estudiantes a cuestionarse también: ¿Cuál es su propósito? ¿Qué huella desean dejar en este mundo que, aunque transformado tecnológicamente, sigue habitado por el mismo caos esencial?”.
La arqueóloga del Instituto de la Patagonia Flavia Morello celebró la participación activa de los estudiantes residentes. “Lo que más me gustó fue con se incentivaron las distintas miradas en los participantes y me quedo con la riqueza de maneras de construir información, que no solo proviene de especialistas, sino también del quehacer del artista y del artesano”.
La arqueóloga Fabiana Martin destacó lo grato que fue el regresar a un paraje en que ha desarrollado gran parte de su vida profesional, el Parque Nacional “Pali Aike”. “Acompañé a un variado grupo de personas que compartía mi fascinación por ese maravilloso paisaje volcánico. Disfruté con las expresiones de asombro de quienes veían ese lugar por primera vez y con las siempre renovadas percepciones de quienes ya lo conocían. Además, me encantó el entusiasmo con que el grupo recibió la información que le entregamos junto al arqueólogo Luis Borrero y la guardaparque Millaray Berrios”.