A través de denuncias por redes sociales, incluida la del conductor televisivo Pancho Saavedra, se alertó a las autoridades gubernamentales para que iniciaran el proceso de detención de los dos turistas chileno-belgas y una tercera turista belga, quienes el pasado 6 de enero dañaron el monumento nacional “Gigante de Tarapacá” al haber ingresado con vehículo y haber caminado dejando huellas en el cerro Unita y el mismo gigante, un geoglifo premagallánico de 119 metros de largo, dibujado con acumulación de piedras y raspado de terreno.
Los imputados quedaron con arraigo nacional durante la investigación, con un plazo de 30 días, arriesgando una pena de 541 días a 5 años de presidio y multa de 50 a 200 UTM.
Esta no es la primera vez que el gigante sufre daños, ya que en agosto de 2018 se encontraron dibujos fálicos a los pies del gigante. También el 2015 el concejal de Pozo Almonte, Luis Martínez B. (PPD), escribe su nombre y el de su acompañante metros más abajo, y anteriormente, el año 2009 desconocidos le agregaron un ombligo a la figura original.
La crítica ciudadana se ha centrado en la poca señalización del sitio, ausencia de información y de basureros, y abandono por parte de las autoridades. Además, existen construcciones inconclusas alrededor del cerro como los restos del proyecto “Construcción cierre perimetral cerro Unita, comuna Huara”, adjudicada el 2013 por la empresa constructora “Frontanilla y Orellana Limitada”, construcción que resultó abandonada al ser la zona azotada por sismos de 8,2 y 7,6 grados Richter en abril del 2014.
Posteriormente al reciente daño patrimonial, el ministerio de Bienes Nacionales agregó un nuevo letrero alertando sobre la prohibición del paso, aunque claramente el aumento de señalética no evitará la ocurrencia de nuevos vandalismos.
Actualmente el Gigante de Tarapacá se encuentra en proceso de ser declarado Bien Nacional Protegido, programa que entrega a la administración privada áreas de conservación de bienes fiscales. En palabras del propio ministro Ward, se trabajará en un proyecto que cerque completamente al gigante y se pedirá al municipio de Huara que “instale una caseta de guardia mientras se implemente”. Es de esperar que el cerco respete el paisajismo del lugar y sea un diseño amigable para el visitante.
Cabe preguntarse si estas medidas, una vez implementadas, efectivamente protegerán de nuevos daños al maltratado gigante, y sobre cuáles serán las razones que han motivado a las personas que lo han dañado desde su redescubrimiento en 1968.
Una de las razones para las acciones de vandalimo puede radicar en la falta de sentido de pertenencia patrimonial, y por ende, la necesidad de crear un “vínculo emocional entre el patrimonio y la sociedad”, para crear un “sentimiento de pertenencia y de identidad que ayuda su conservación” en palabras de María Cacheda, Licenciada en Historia del Arte y con Posgrado en Gestión Cultural y Arqueología del Paisaje (http://premagallania.cl/index.php/2019/01/08/307/).