Resumen del artículo “Sitio El Olivar: Su importancia para la reconstrucción de la prehistoria de las comunidades agroalfareras del norte semiárido chileno” de Paola González Carvajal.
“El sitio arqueológico El Olivar representa un hito muy relevante para la prehistoria de la Región de Coquimbo. Dada su enorme extensión, densidad ocupacional y profundidad temporal, su estudio es esencial para la comprensión de las culturas Molle, Ánimas y diaguita, en tiempos pre- y postincaicos. Si bien posee una larga historia de investigaciones científicas que han enriquecido nuestro conocimiento de la prehistoria del norte semiárido, ha sufrido una larga serie de alteraciones, a causa de las excavaciones ilegales y el crecimiento urbano. En este trabajo se estudian las colecciones procedentes del sitio El Olivar que custodia el Museo Arqueológico de La Serena y se comentan los resultados de investigaciones científicas recientes que aportan valiosos antecedentes sobre la evolución cultural de las comunidades Ánimas y diaguita”.
El Olivar
Ubicado en las cercanías de la ciudad de La Serena, el sitio arqueológico El Olivar representa una piedra angular en el conocimiento de la prehistoria de la Región de Coquimbo. Sus 35 hectáreas de superficie guardan los vestigios de siete siglos de ocupación prehispánica continua: desde tempranos conchales que acusan la presencia del primer grupo agroalfarero de la zona, la cultura El Molle (0-800 d. C.), hasta vastas áreas habitacionales y funerarias asociadas al complejo cultural Las Ánimas (600-1000 d. C.) y, sobre todo, a su continuadora, la cultura diaguita (900-1500 d. C.).
Su enorme extensión, alta densidad ocupacional y profundidad temporal hacen de este el más importante sitio arqueológico de la cultura diaguita, lo que explica el interés que por décadas ha despertado entre los investigadores.
Su valor patrimonial y científico, sin embargo, se ha visto amenazado por una larga historia de alteraciones, producto de las excavaciones ilegales y del crecimiento urbano.
Primeras pesquisas
Si bien las primeras noticias sobre El Olivar datan de fines del siglo XIX, el asentamiento se hizo ampliamente conocido por las publicaciones de Francisco Cornely (1936, 1951, 1956), quien en sus excavaciones recobró un gran número de objetos –principalmente alfarería–, cuya mayor parte se encuentra depositada en el Museo Arqueológico de La Serena. A partir de las variaciones observadas en las formas y decoraciones de la cerámica polícroma, el autor propuso una secuencia cronológica para la cultura diaguita, la cual sufriría solo leves modificaciones en las décadas siguientes (Montané, 1969; Ampuero y Rivera, 1972).
Por esos mismos años, sin embargo, surgió otro antecedente valiosísimo, que permanecería prácticamente inadvertido hasta el día de hoy por los investigadores chilenos: la tesis doctoral de Mary Shepherd Slusser (Universidad de Columbia, 1950), basada en la excavación de 63 sepulturas efectuada en El Olivar por Samuel Lothrop en 1929. En ella, la autora pone en duda la periodización propuesta por Cornely, subrayando en cambio la unidad estilística de la alfarería recuperada –una conclusión que, a la luz de las últimas indagaciones, recobra validez–.
Investigaciones recientes
A partir de la década de los ochenta, el sitio ha sido objeto de una nueva serie de excavaciones arqueológicas. Las de mayor envergadura fueron las emprendidas a fines de 2015, un año después de que se detectaran osamentas humanas de data prehispánica durante la construcción de la doble vía entre La Serena y Vallenar. El hallazgo obligó a cesar las obras en un polígono de 380 m de largo por 50 m de ancho y a efectuar, por orden del Consejo de Monumentos Nacionales, una caracterización arqueológica y posterior rescate en el lugar.
Los trabajos arrojaron resultados sin precedentes: numerosos depósitos de basuras, sectores de actividades domésticas y las más vastas áreas funerarias conocidas hasta ahora para el mundo diaguita, de donde fue posible obtener un formidable registro de materiales arqueológicos cuidadosamente documentados.
Se espera que esta investigación, aún en curso, aporte antecedentes fundamentales para comprender la historia de las comunidades agroalfareras del norte semiárido chileno y resolver numerosas interrogantes sobre aspectos tan diversos como cronología, procedencia, salud, calidad de vida, relaciones de género, dieta, conocimientos tecnológicos, prácticas culturales y procesos sociales.