Las posibles razones del por qué la civilización Chinchorro momificaba a sus muertos

La cultura Chinchorro que hace 7.000 años habitó la costa norte del Desierto de Atacama, momificaba a sus muertos, y de esta forma legaron a la humanidad las momias más antiguas del mundo. En un artículo de la Agencia EFE de España intentan responder a la pregunta del ¿Por qué la civilización Chinchorro momificaba a sus muertos?

Investigadores de la Universidad de Chile y de la Universidad de Tarapacá sostienen la hipótesis que estas práctica surgieron como respuesta a una elevada mortalidad por culpa del arsénico presente en el entorno y al deseo de este pueblo de seguir conviviendo con sus fallecidos. De la misma forma el estudio identifica la desaparición de esta práctica cultural por el desarrollo de una resistencia genética al arsénico, que hoy han heredado los habitantes de la Quebrada de Camarones, ubicada a unos 70 kilómetros de la ciudad de Arica.

Desde una perspectiva arqueológica la cultura Chinchorro es la pionera en la taxidermia, iniciando esta práctica casi 3.000 años antes que la civilización egipcia. Por esta razón esta cultura y sus vestigios fueron declarados recientemente Patrimonio de la Humanidad.

Ellos habitaron la costa del Desierto de Atacama entre desde Ilo en el actual Perú hasta la Región de Antofagasta por el sur, ​ estableciéndose principalmente en las quebradas de Azapa, Lluta y Camarones.

En el caso de Río Camarones, este contiene de forma natural niveles altos de arsénico, de 1.000 microgramos por litro de agua. Este alto nivel de arsénico significa 100 veces más de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta situación provocaron envenenamientos masivos cuando estos pobladores, dedicados a la pesca, la recolección y a la caza, llegaron a la zona.

El impacto fue tal para las comunidades que situó a la muerte como el componente principal de la cultura Chinchorro. Adicionalmente el entorno favorable que ofrece el desierto para secar y conservar los cuerpos de los fallecidos más el deseo de los supervivientes de que estos continúen a su lado, dieron origen al proceso de momificación, de acuerdo a los investigadores.

 

Extracto del Artículo de EFE publicado el 10.08.2021

DE MOMIAS DE BEBÉS A “OBRAS DE ARTE”

“Las primeras poblaciones que llegan allí para asentarse se empiezan a envenenar crónicamente por el arsénico, lo que da lugar a una gran mortalidad perinatal”, dijo a Efe Bernardo Arriaza, antropólogo físico y académico de la Universidad de Tarapacá.

Ante el dolor y la angustia de la situación, “los padres comienzan a ornamentar y decorar a los bebés, dando como resultado a bebés recién nacidos que están momificados”, continuó este especialista en la cultura Chinchorro, que explora esta tesis desde hace dos décadas.

Hasta el momento, se sabe que las primeras momias halladas van desde cerca del 5.000 al 3.000 a.C. y que pertenecen a niños, fetos y recién nacidos, a los que se les extraían los órganos y las vísceras y se rellenaban con paja, arcilla y otros materiales.

La práctica fue evolucionando y se extendió hasta los 890 años a.C., tanto al norte como al sur de Camarones, abarcando a individuos de todas las edades y transformando la momificación en algo “sumamente complejo” y en “verdaderas obras de arte prehispánicas”, expresó Arriaza.

ESTAR PRESENTE DESPUÉS DE MUERTO

A diferencia del mundo egipcio, donde la momificación se asocia a la idea de trascender y viajar hacia otro mundo, en Chinchorro el sentido es el de restituir el cuerpo para darle eternidad en el mundo de los vivos, sostuvo Mauricio Uribe, arqueólogo de la Universidad de Chile e integrante del Consejo de Monumentos.

“La momificación es un reflejo material de una construcción ideológica desarrollada a partir de la pérdida. Lo más probable es que estuvieran a la vista porque la idea es quedarse en el mundo de acá, seguir en el presente”, explicó.

Este pensamiento es compartido por Rodrigo Retamal, antropólogo físico de la misma universidad, quien relató que “había procesiones, ejercicios y actividades sociales en donde los cuerpos salían y se mostraban”.

ADAPTACIÓN GENÉTICA Y DESAPARICIÓN DE LA MOMIFICACIÓN

Un estudio publicado en 2017 por la Universidad de Chile analizó la adaptación genética que con el paso del tiempo desarrolló la civilización Chichorro a entornos con altos niveles de arsénico.

El resultado arrojó que en la actualidad el 68 % de la población en Camarones y el 48 % de la cercana quebrada de Azapa posee en su genoma una variante de la enzima AS3MT, que les permite eliminar el arsénico más fácilmente a través de la orina.

“Todo calza con la imagen de que estas poblaciones cuando llegan a la zona, miles de años atrás, empiezan a sufrir el efecto dramático del arsénico y la selección natural va incrementando la frecuencia de la variante protectora”, afirmó Mauricio Moraga, quien lideró este estudio.

Al respecto, Arriaza señaló que esto podría explicar la desaparición de la momificación artificial hacia el primer milenio antes de Cristo, debido a un posible descenso de los niveles de mortalidad y una pérdida de los rituales mortuorios generación tras generación.

OTRAS HIPÓTESIS

Junto a la hipótesis del arsénico, desde hace décadas se manejan otras diferentes que van desde que llanamente las condiciones áridas del lugar creaban de forma natural las momias hasta las que contemplan aspectos ideológicos, emocionales, de creencia espiritual o de cohesión social.

“No sabemos exactamente por qué lo hacían porque los chinchorros no dejaron escrituras o pinturas rupestres que pudieran explicar el simbolismo, y en la medida que vamos tomando nuevos datos y haciendo más análisis podemos ir reforzando o descartando las diferentes hipótesis”, concluyó Arriaza.

Rubén Figueroa. Agencia EFE