Luis Maldonado, Director Ballet Folclórico de La Universidad de Santiago: “Hay una búsqueda interior de identidad muy importante, es algo que estamos necesitando en este momento”

 

Luis Maldonado, director del ballet folclórico de la Universidad de Santiago de Chile, Unidad de Educación Artística, donde trabaja en la formación integral de los estudiantes, a través de cursos obligatorios o complementarios, dependiendo de la carrera. Desde ahí aborda lo que más lo convoca, que es acercar a los jóvenes con la cultura tradicional y la identidad nacional o en particular de cada una de las expresiones culturales que se pueden dar a nivel de cualquier manifestación cultural. Llegó a esta Universidad en el 2010, primero para enseñar baile folclórico chileno a los profesores y de ahí fue ahondando en la experiencia para prontamente implementar otros cursos de baile folclórico latinoamericano y dramaturgia corporal, que había perfeccionado recientemente con un magister.

Ballet Folklórico de la Universidad de Santiago Bafusach

 

Luis, cómo director del ballet folclórico de la Universidad, ¿dónde están tus énfasis, qué te interesa transmitir?

Es el relato que nosotros podamos tener con respecto al ballet, el relato es muy interesante, es  preservar un poco la identidad originaria de lo que fue el ballet en sus inicios, rescatar ese valor histórico que tiene el ballet y además potenciar el trabajo más originario de nuestras culturas ancestrales. Eso se ve en las propuestas escénicas y en las inspiraciones que uno tiene para poder hacer un montaje de una puesta en escena o de la elección de los temas musicales en particular, como para desarrollar un contexto determinado o desarrollar unas danzas determinadas también.

¿Cómo llegaste desde la educación física, tu formación base, a ser un referente en la enseñanza y dirección de expresiones culturales folclóricas?

En la carrera de educación física tuve la suerte de encontrarme con una maestra que fue Margot Loyola y con ella teníamos el curso de folclore. Me encuentro con esta persona que era mi profesora y que había visto en alguna fotografía de mi familia, como una artista, pero nunca me imaginé que iba a llegar a tener esta relación con la tradicionalidad. Yo venía desde el sur, venía de Coyhaique y había vivido allá hasta que salí cuarto medio y llegué a Valparaíso a estudiar. Me encontré con este personaje que me invitó un día a su grupo de folklore que tenía en la Universidad. No sé qué me vio especialmente, pero me invita y yo empecé a conocer ahí lo que tenía que ver con el folclore, entonces en el tiempo fui siendo un autodidacta de esto.

En realidad, la formación ha sido en danza, pero en todo lo que es la tradicionalidad, me he ido nutriendo de los espacios donde he estado para poder utilizarlo a través de la educación, con alumnos, con las personas que de alguna forma han tratado de preservar estos elementos que vienen de estas expresiones culturales que han sido investigadas, que han sido reforzadas con el saber, más que nada que tiene que ver con el amor a las expresiones de cada uno de los espacios.

¿Y el acercamiento con la danza desde dónde viene?

He viajado mucho. Lo que pasa es que de alguna forma fui intérprete en su tiempo, fui bailarín de una agrupación que se llama el grupo Chamal, con ellos nos iniciamos con las primeras agrupaciones que empezaron a salir fuera de Chile en los ochenta, noventa. Empezamos a ir a los festivales folclóricos que se hacían y ahí tuve esa experiencia como bailarín. Eso me fue dando también las ganas de poder implementar algo o la idea de que en el momento en que ya no pudiera bailar, pudiera dirigir algo y trabajar con algo que cambiara el tipo de propuesta que se estaba haciendo en esos tiempos. Después de 20 años de haber sido bailarín y donde viajé a muchos países y en realidad eso me hizo ver cómo el folclore o las tradiciones en general eran preservadas desde otra mirada.

Hemos visto como en el último tiempo el tema de la identidad o las identidades culturales han estado sobre la mesa. ¿Estamos como país en una crisis de identidad?

Nosotros ahí tenemos como una brecha en que no sabemos a través de nuestra identidad qué pasa con nosotros, esto en que hemos estado últimamente también viendo, el ser chileno, qué significa ser chileno y de dónde venimos. Entonces, todo eso se nutre con esta preservación que en general no la tenemos clara, la tenemos como bien difusa, desde la educación, la tenemos como hechos folclóricos de acto de fin de año o folclore de fantasía para mostrarlo a los turistas, como espectáculo, pero no con una preservación más firme para que vaya manteniéndose de alguna forma más concreta.

Al trabajar el folclore con los jóvenes directamente ¿cómo percibes que es recibido por ellos en términos de identidad, lo ven como una entretención extraprogramática o la van interiorizando?

Hay un desconocimiento, pero yo creo que es un desconocimiento que tenemos desde el currículo educacional, en general, con los primeros años de enseñanza. Desconocimiento también en la formación del docente que debería llegar con estos contenidos, con estos elementos que van a fortalecer su trabajo pedagógico.  Creo que ahí tenemos una brecha bastante compleja, no tenemos en el fondo la solvencia de tener esto como algo de nosotros, no nos podemos identificar.

Pero, yo siento que si hay un interés en este momento de los jóvenes a nivel universitario, hay un movimiento que se está produciendo como una cosa identitaria, que no sabría bien cómo definirlo, pero hay un interés por la cueca que 10 años atrás no estaba, siempre era mirada desde lejos, como que “yo no sé bailar cueca o tengo que aprender a bailar cueca”. En estos momentos los jóvenes están haciendo una reivindicación, creo que le están dando mucho más interés. De alguna forma están ávidos de saber, qué pasa con los pueblos originarios, qué pasa con sus orígenes. Aquí en la Universidad llegan muchos chicos, especialmente en el curso de pueblos originarios. Llegan a saber de sus identidades particulares familiares, por ejemplo, no saben nada de dónde viven, llegan queriendo saber qué pasa con ellos y ahí es donde yo creo que se está revirtiendo este interés a nivel de la juventud.

Ballet Folklórico de la Universidad de Santiago

 

Hay una revalorización del patrimonio cultural identitario

El otro día hicimos un evento donde invitamos a la comunidad para enseñarles cómo bailar cueca entre comillas, porque yo pienso desde mi espacio que la cueca la sentimos, no tenemos para qué tener tantos aprendizajes sobre la danza, sino que es sentimiento, es relación social y desde ahí que uno lo mira, y eso se explaya a todas las danzas tradicionales. Algunas danzas que tiene que ver con los orígenes, mucho más ancestrales que otras, que son anteriores a la llegada hispánica a estos espacios. Y, bueno, las otras que se entrecruzan con estos elementos más hispánicos, más afro. Tenemos toda esa mixtura que es de dónde nos tomamos un poco. Los jóvenes son los que aquí tienen la palabra, los chiquillos, yo veo ese que se llenó este espacio de gente que venía interesada a aprender cueca. Llegaron hasta alumnos de intercambio que querían aprender de nuestra danza nacional, venían de Alemania, de España, desde diferentes latitudes.

Están los chicos interesados en este momento, están en esa búsqueda de identidad, es una búsqueda interior de identidad muy importante, es algo que estamos necesitando en este momento y que se da y que se está dando en la política, se está dando en todos los espacios. Y una necesidad en particular. Nos preguntamos quiénes somos, qué pasa con nosotros.

Entrevista Gabriela Pazos